Se podría decir que La Jarana es un restaurante de barrio. Imaginamos que la mayor parte de su clientela será de ese grandísimo edificio donde estaba la Coca Cola o de la vecina urbanización Santa Clara. Y que entre semana acudirán empresarios del polígono Calonge. Pero es uno de esos sitios a los que vale la pena acercarse.
Su decoración es agradable, moderna, limpia y luminosa, con una barra que divide el espacio entre la zona de mesas altas y el comedor. En la zona de comedor echamos de menos un mantel, aunque sea un “individual” y unas servilletas de tela. Por el contrario nos atiende un camarero soberbio que hace algo tan difícil como cambiar el ritmo y el tono entre los dos ambientes.
Empezamos con una ensaladilla de pulpo y aceitunas (5 euros) con un toque distinto y más sabroso que la habitual ensaladilla de marisco. Y un foie (8.00) más que reseñable acompañado de una mermelada que realmente acompañaba. A continuación probamos unos alubiones con langostinos y pulpo de matrícula de honor. ¡Qué bien que cada vez más se esté implantando lo del guiso del día en los restaurantes de nuestra ciudad!
Seguimos con una cazuela de patatas, huevo y tomate casera (sic) (10.00) acertada en su conjunto aunque defraudados porque el tomate no fuera tan “casero”, y a lo mejor el nombre del plato se refería al conjunto.
Cambiamos a las carnes, primero con un un kebab de cordero (5,50), sabroso, en el que destaca la profusión de verdura cuidada que sirven. Y terminamos con un solomillo de buey “txogitxu” (nombre de la carnicería donostiarra de la que se abastecen) riquísimo, poco hecho de verdad y, lo que es más importante, servido en la mesa en su momento para que no pierda nada.
De postre nos permitimos probar dos tartas (4,00 cada una): la de queso , diferente, muy recomendable, nada que ver con las que proliferan por ahí y que son más crema que otra cosa y otra de chocolate y galletas , también riquísima.
Resumiendo, un sitio agradable y distinto, con una cocina honesta, variada y de calidad, con una buena atención y que sin ser barato el resultado total hace que la visita sea más que recomendable.
El primer establecimiento abrió a mediados de 2023 en la calle Zaragoza y después de la buena acogida que ha tenido su concepto han decidido replicarlo, ahora con una cocina más amplia
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