Willem Dafoe desconcierta a la Berlinale con «Siberia», un thriller alucinado de Abel Ferrara

El director neoyorquino de origen italiano compite por el Oso de Oro con la historia de un hombre aislado en la montaña que busca su redención

Willem Dafoe, en Berlín Reuters

David Martos

La definición de «alucinado» que contempla la Real Academia Española (RAE) prevé una doble acepción: la primera sirve para definir todo aquello que está «trastornado, ido, sin razón»; la segunda, mucho más positiva, asemeja el adjetivo con el de «visionario». Entre estos dos extremos se debatía la crítica berlinesa este lunes tras la proyección de «Siberia», la última película de uno de los «enfant terribles» del cine, aunque Abel Ferrara naciese en Nueva York y esté cerca de cumplir 70 años. Como ya ocurrió en «Tommaso» o «Pasolini», sus últimas películas, el cineasta se sirve de Willem Dafoe para vehicular su historia. En este caso, entre montañas nevadas.

Y como en todas las ocasiones anteriores, Dafoe grita, se retuerce, suda y llora por su director. «Supongo que si el reto es grande y las cosas son difíciles, me siento más atraído por el proyecto», decía Dafoe en una rueda de prensa oficial en la que actuó como portavoz de la película. «Busco películas que sean difíciles, porque me parece que es la única manera de aprender y de retar mi manera de pensar, de tener la posibilidad de salir transformado». Decimos que llevó la voz cantante porque el director se resistía a responder las preguntas de la prensa, dando paso a otros miembros de la producción, como al director de fotografía, sentado entre el público.

«¿Que cuánto hay de mí en " Siberia "? Abel es quien me invita al proyecto, así que soy una extensión suya. Quién hace qué en la película no es importante», aseguraba el actor. En la cinta, su protagonista vive aislado en una cabaña, rodeado por cinco perros que tiran de su trineo y con la única visita ocasional de algún indígena, que utiliza su casa como taberna. Este sería un argumento «tradicional» para «Siberia», porque pronto comienzan a mezclarse las líneas temporales y las alucinaciones, en las que Willem Dafoe interpreta a varios personajes, incluidos su padre y su hermano, de los que busca una suerte de redención.

«No tenía un plan concreto, pero después de "Pasolini" tenía la sensación de querer hacer esta película, y hablé primero con Willem para ver si le interesaba», relataba Ferrara en una de las pocas respuestas concretas de su intervención. «La idea del doble, de que interpretara a alguien más que a sí mismo», remataba. «Tengo la suerte de tener mala memoria», apostillaba Dafoe quizá vaticinando que volverá a trabajar con Ferrara. «Siempre se me olvidan las experiencias pasadas, y eso me ayuda, estoy feliz».

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